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Ajustando las restricciones a la música en directo
Por María Vila Rebolo
Durante los dos últimos años el ayuntamiento de Sant Josep ha tomado medidas para controlar el nivel de ruido producido por la música en su municipio. Como respuesta a numerosas quejas de los residentes se aprobó una ordenanza, y sus enmiendas posteriores, para regular el volumen de la música. Esta normativa requería que todos los establecimientos con sistemas de sonido instalasen limitadores de ruido con un nivel de sonido máximo de 65 decibelios (dB). Esto autorizó a la Policía Local a ejecutar acciones contra establecimientos que: 1) no tuviesen plenamente operativos los limitadores, o 2) excediesen los 65 dB en el área alrededor del bar o restaurante antes de las 23:00 horas. Después de las once de la noche el límite de ruido baja a 40dB. Hay cierta flexibilidad en función de la ubicación del escenario, es decir, se permite más o menos ruido según el tipo de barrio. Las restricciones más severas afectan a áreas residenciales, cercanas a hospitales o escuelas; la ordenanza es menos restrictiva en áreas catalogadas como industriales o recreativas.

¿Qué significa “nivel de decibelios”? Los decibelios miden la presión acústica, los expertos afirman que el sonido se vuelve dañino a más de 75 dB y doloroso alrededor de los 120 dB. Para darte una idea, estos son algunos niveles de decibelios de la vida cotidiana: de 10 a 30 dB es como una conversación tranquila en una biblioteca. De 30 a 50 dB es el volumen de una conversación normal o el de un electrodoméstico en marcha. De 55 a 75 dB se considera alto, por ejemplo, estar cerca de una aspiradora genera 65 dB (que es el límite que han estado aplicando a los músicos y bandas locales que tocan en directo).



Esta normativa comenzó a implementarse de manera un tanto arbitraria durante el verano de 2018. Los conciertos en vivo en pequeños establecimientos parecían ser los más afectados, con actuaciones interrumpidas, instrumentos musicales confiscados, y locales recibiendo multas espinosas. Esto provocó indignación entre los músicos profesionales ya que su sustento estaba siendo amenazado. También se manifestaron en contra los amantes de la música en directo, sintiendo que estas directrices inhibirían enormemente el desarrollo de la cultura musical de la isla.

Mientras tanto, los clubes de playa, los yates de recreo y las mansiones que pinchan su música de DJ a niveles que superan con creces los decibelios permitidos semejaban exentos de toda penalización. Y a pesar del hecho de que uno de los motivos inspiradores de la nueva normativa fue el deseo de limitar el ruido causado por las fiestas en casas privadas. Este tipo de actividad está clasificada como una infracción grave que permite a la policía detener la música e imponer multas de hasta 12.000 euros... Sin embargo, estos ostentosos eventos no se han convertido en el principal foco de aplicación de las ordenanzas.



Los músicos de Ibiza se han unido para expresar sus preocupaciones sobre este asunto. En abril de 2018 formaron la “Associació de Músics d’Eivissa”, que ha desarrollado con éxito diversas acciones como la recogida de firmas, encuentros con representantes de los partidos políticos y la organización de una campaña para presentar argumentos en contra de la ordenanza. En septiembre de 2018, la asociación y varios establecimientos de la isla presentaron protestas formales y sugerencias al ayuntamiento. Sienten que sus propuestas son la base para una solución equitativa a la situación, ofreciendo horas y volúmenes de música razonables, al mismo tiempo que se tiene en consideración las diferentes necesidades de los distintos vecindarios.

En pocas palabras, propusieron tres modificaciones a la normativa:
1) Que el ayuntamiento reconozca la importancia cultural y social de los conciertos en vivo.
2) Que se logre un equilibrio justo entre los derechos de los residentes a tener paz y tranquilidad en sus hogares y el desarrollo de actividades musicales en vivo.
3) Que la ordenanza de ruido vigente se modifique con el fin de dar pautas claras respecto a las actuaciones de música en directo. Y que los nuevos niveles de dB se respeten sin la necesidad de limitadores que interfieren en la calidad de la música.



El alcalde de Sant Josep invitó a los líderes de la asociación a una reunión para discutir sus propuestas. Los representantes de la alcaldía expresaron que el problema subyacente son los excesos cometidos por ciertas empresas turísticas, una situación que ha acarreado el endurecimiento de las ordenanzas municipales para evitar la proliferación de clubes y clubes de playa. La asociación está de acuerdo en que Sant Josep tiene un problema con los desmesurados ruidos que causan incomodidad a sus residentes. Sin embargo, señalaron que el problema no proviene principalmente de conciertos de pequeño alcance, sino de clubes y otros espectáculos de mayor envergadura. 

Los resultados de la reunión fueron bastante positivos ya que el ayuntamiento acordó adaptar la ordenanza para que sea más fácil tocar en directo en el municipio de Sant Josep. Uno de los nuevos ajustes permite conciertos desde las 13:00 horas del mediodía hasta las 23:00 de la noche sin necesidad de limitadores, pero a un nivel de decibelios razonable «que garantice una buena coexistencia y el respeto de los vecinos». La celebración de los espectáculos deberá ser notificada al ayuntamiento con una antelación de al menos 48 horas, aunque para los eventos que se organizan con regularidad bastará con presentar la programación mensual o anual. El resto de establecimientos en los que no se toca en directo todavía sigue necesitando el uso de limitadores de sonido. Ambas partes coincidieron en que es apropiado proteger la paz de las personas vigilando los niveles de ruido, pero que la normativa original debería ajustarse y así respaldar la larga tradición musical y a los músicos que enriquecen nuestra cultura. •


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